Casi todas las drogas son presentadas en el momento de su comercialización como compuestos completamente inofensivos. Ha sido el caso del tabaco, cuyo impacto sobre la salud pública sólo recientemente se reconoce como evidencia; fue también el caso de las anfetaminas, usadas en otros tiempos por estudiantes o camioneros, y es también el caso del éxtasis, defendido por sus promotores como sustancia sin ningún tipo de riesgo.
Sin embargo, la investigación aún incipiente ha permitido perfilar algunos riesgos: - Los riesgos psicológicos más severos son: las crisis de ansiedad, trastornos depresivos y alteraciones psicóticas. - Los riesgos orgánicos se asocian al contexto en que se suele consumir el éxtasis, ambientes caldeados en los que se baila intensamente: el aumento severo de la temperatura corporal (hipertermia maligna), arritmia, convulsiones, insuficiencia renal, rabdomiólisis, coagulopatía, hemorragias, trombosis e infartos cerebrales, e insuficiencia hepática. Se investiga actualmente la capacidad del éxtasis para provocar en humanos la neurotoxicidad detectada en animales de laboratorio, habiendo evidencias respecto a su impacto negativo sobre la memoria.
El consumo de éxtasis ya se ha cobrado vidas en España. A lo largo de una década, se ha detectado la presencia de esta sustancia en, al menos, 140 fallecidos, 38 de los cuales no habían combinado esta droga con ninguna otra.
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