Durante años se dudó de la capacidad de la cocaína para provocar grandes daños entre los usuarios. De hecho, esta droga gozó de una imagen social muy positiva, ligada al éxito y a la diversión. No obstante, tras un periodo de silencio clínico, las consecuencias van apareciendo y se traducen en un aumento de las personas en tratamiento y del número de urgencias.
La cocaína es una droga psicoestimulante, consumida generalmente por inhalación (esnifado, en el argot callejero). Su fácil absorción hace que llegue rápido al cerebro, provocando unos efectos que aparecen a los pocos minutos del consumo.
Efectos psicológicos. Son los siguientes: euforia, locuacidad, aumento de la sociabilidad, aceleración mental, hiperactividad y deseo sexual aumentado.
En consumidores crónicos, a medida que desaparecen estos efectos sobreviene un estado de cansancio y apatía que puede inducir a repetir el consumo.
Efectos fisiológicos. Los más habituales son los siguientes: disminución de la fatiga, reducción del sueño, inhibición del apetito y aumento de la presión arterial.
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