Riesgos psicológicos. Su consumo crónico puede dar lugar a cuadros psicóticos similares a la esquizofrenia, con delirios persecutorios y alucinaciones, depresión reactiva, delirios paranoides y una intensa dependencia psicológica.
Riesgos orgánicos. Tras un consumo prolongado, además de un intenso agotamiento puede dar lugar a las siguientes alteraciones: hipertensión, arritmia, colapso circulatorio y trastornos digestivos.