Drogas son todas aquellas sustancias químicas que reúnen las siguientes características:
- Una vez en nuestro organismo, se dirigen a nuestro cerebro, cuyo ecosistema modifican de manera variable. - Su uso regular puede generar procesos conocidos como: • Tolerancia: a medida que el organismo se va adaptando a la presencia regular de la sustancia, se necesita una mayor cantidad para producir los mismos efectos. • Dependencia: tras un uso habitual, la persona necesita consumir la sustancia de que se trate para no experimentar síntomas de abstinencia, como veremos al hablar de la dependencia física, y/o para afrontar la vida cotidiana, como veremos en la dependencia psicológica. - Su abuso puede provocar diferentes tipos de trastornos: • Trastornos físicos, cuando dañan el organismo: por ejemplo, una bronquitis crónica causada por el tabaco. • Trastornos psicológicos, cuando inciden negativamente sobre la relación de la persona consigo misma o con su entorno afectivo, como ocurre en los conflictos de pareja por abuso de alcohol. • Trastornos sociales, cuando impactan sobre la comunidad, como ocurre con los accidentes de tráfico provocados por conductores bajo los efectos de las drogas.
La principal característica común a todas las drogas es la psicoactividad, es decir, su capacidad para llegar al cerebro y modificar su funcionamiento habitual del modo que acabamos de ver.
Las drogas pueden consumirse por diversas vías: - fumada (como ocurre con el hachís y el tabaco). - ingerida por vía oral (alcohol y drogas de síntesis). - aspirada (como la cocaína y el speed). - inhalada (como los pegamentos). - inyectadas (como en ocasiones la heroína).
Ya sea una u otra la vía elegida, el destino final de la sustancia siempre es el cerebro del consumidor, al que llega a través de la sangre. Una vez en su destino, cada sustancia produce alteraciones específicas.
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