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Por Quique Rodríguez Son los responsables de que el tráfico aéreo se desarrolle con seguridad, orden y rapidez. Una vez superadas todas las pruebas necesarias, estos profesionales gozan de estabilidad laboral y una remuneración que suele oscilar entre 48.000 y 72.000 euros anuales.
Garantizar la seguridad, el orden y la fluidez de todos los desplazamientos de las aeronaves en el espacio aéreo. Esta es la tarea de los controladores aéreos, una profesión de alta cualificación, con un elevado grado de responsabilidad, una excelente remuneración y una gran estabilidad laboral, pero que sólo puede ejercerse bajo el paraguas de la entidad pública empresarial Aena -Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea- y que entraña un importante nivel de dificultad en el sistema de acceso, nada convencional respecto a lo habitual en organismos públicos.
El primer paso es superar el proceso de selección que Aena organiza con periodicidad anual o bianual. La última convocatoria, en la que se ofrecieron casi 250 plazas tuvo lugar en 2001. "Es bastante probable que en lo que resta de año se produzca una nueva convocatoria", según Salvador Merino, director de organización de recursos humanos de navegación aérea. Los interesados deben estar atentos a su publicación en prensa, en la página web www.aena.es o en el teléfono 91 321 01 01 / 07.
¿Quién puede optar a este empleo?
Los aspirantes deben ser ciudadanos de la Unión Europea que estén en posesión de un título universitario o hayan superado el primer ciclo de una carrera de grado superior. Se valora que tengan entre veintiuno y veintiocho años -no es excluyente- y el nivel de inglés debe ser alto.
Pero el proceso de selección es sólo el primer paso de un largo y exigente camino. Después, hay que superar el Curso básico de controladores, facilitado por Aena, y que se imparte en el Centro de Estudios Aeronáuticos y de Navegación Aérea, adscrito a la Sociedad Estatal para las Enseñanzas Aeronáuticas Civiles. Esta etapa de formación suele prolongarse unos dieciocho meses.
A continuación se les ofrece un contrato en prácticas, sometido a un periodo de prueba que se desarrolla ya en un destino. Tras esta fase se obtiene la licencia de controlador de tránsito aéreo y la habilitación para ejercer la profesión en esa dependencia.
¿Dónde se desarrolla el trabajo?
El destino de un controlador puede ser la torre de cualquier aeropuerto público, de un aeródromo privado con tráfico controlado o uno de los seis centros de control que existen en España: Torrejón de Ardoz (Madrid), Barcelona, Valencia, Sevilla, Palma de Mallorca y Gran Canaria.
Cada vez que a lo largo de su carrera profesional un controlador cambia de destino, tiene que habilitarse antes en la nueva dependencia. Además, esta habilitación puede perderse por el deterioro de las capacidades psicofísicas o cuando se excede un periodo de tiempo sin realizar un número de horas de control.
La retribución
El sueldo de un controlador se compone del salario base y una serie de complementos según la complejidad del destino, se clasifican en ocho categorías, la antigüedad, las horas extras realizadas, etcétera. Según Merino, la horquilla retributiva convencional fluctúa entre 48.000 y 72.000 euros anuales.
Estos profesionales se jubilan a los sesenta y cinco años, aunque el convenio colectivo recoge una figura que permite acogerse a una especie de retiro anticipado -I Convenio Colectivo Profesional de los Controladores de la Circulación Aérea, publicado en el Boletín Oficial del Estado de 18 de marzo de 1999 y corrección de errores en BOE de 20 de julio de 1999-. Según Merino, no son muchos los que han utilizado hasta el momento este mecanismo.
Los controladores pueden desarrollar su carrera accediendo a través de promociones internas a posiciones de mayor responsabilidad, como instructor, supervisor, jefe de torre o de sala. Además, pueden ocupar puestos de gestión por libre designación y es habitual que lleguen incluso a posiciones directivas en la entidad pública empresarial. |
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