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Los niños españoles, cada vez más gordos por falta de ejercicio y exceso de «chuches»
Abc - 19/07/2003
SUSANA ZAMORA
Cada día deja escapar una inyección de salud. Tomar el autobús para ir al colegio le permite apurar unos minutos más en la cama, pero le quita una oportunidad para hacer algo de ejercicio. La agenda diaria de Lina Arango apenas reserva hueco para el deporte. Al colegio le siguen los deberes en casa, pero emplear la tarde en chatear con los amigos, jugar en el ordenador o ver la tele se convierten en alternativas irresistibles para esta joven de 16 años.

Como ella, miles de niños y jóvenes repiten estos patrones de conducta, ?que no cambian demasiado en vacaciones? en los que el ejercicio físico no forma parte de la costumbre. Una vida más sedentaria, que unida a unos hábitos alimenticios están provocando un aumento de la obesidad infantil, hasta tal punto de que el número de casos se ha triplicado en las últimas dos décadas.

El ejercicio físico, practicado regularmente en edades tempranas, es una herramienta básica para la prevención de muchas enfermedades que se manifiestan generalmente muchos años después, como la obesidad, con todas las patologías asociadas (problemas de corazón y diabetes), y la osteoporosis, por no hablar de su papel en la prevención de hábitos de vida poco saludables, como el consumo de alcohol y drogas. Así lo asegura la especialista en Medicina Deportiva, Marta Larracoechea, para quien el ejercicio debe inculcarse en la infancia como un hábito más de vida.

Juegos y ejercicio espontáneo

Es cierto que el niño con una buena salud siempre está haciendo ejercicio, ya que de forma espontánea tiende a hacer trabajo físico cuando juega. Pero cuando la mayor parte de los días ingiere más calorías de las que quema y suele ocurrir que a la mayoría de ellos les gusta comer chucherías ?más a su alcance que nunca?, sustancias repletas de calorías vacías que nada aportan al organismo, y pasar el tiempo en actividades que apenas queman esas calorías, «es responsabilidad de los educadores?señala Marta Larracoechea? inculcarles la idea de que el deporte, como actividad de ocio, es un hábito necesario, saludable y divertido.

Sobre esta idea incide Jesús D., consciente de los malos hábitos de vida que en ocasiones se adquieren en el seno familiar, reconoce como padre de una niña de cinco años que muchas veces el origen está en la falta de tiempo. «Tengo que llevarla en coche al colegio; ya me gustaría poder pasear con ella de camino a las clases, pero si lo hiciera, no llegaría al trabajo», asevera.

Jornadas intensas

Las intensas jornadas escolares (cada vez hay más actividades extras) y también laborales de los padres (padre y madre) condicionan sobremanera estos hábitos. El día se reduce, pues, a una rutina en la que no hay tiempo nada ¿Pero qué ocurre cuando no hay ningún condicionante? ¿Y los fines de semana?

El profesor de Psicología del Deporte de la Universidad de Málaga, Antonio Hernández, mantiene que es necesario trabajar los «modelos sociales», esto es, los padres, profesores y sus iguales. «Ellos son su referencia para cualquier comportamiento, por eso es tan importante que los niños vean a esas personas desarrollar los hábitos de conducta que insisten en inculcarles. Hay que predicar con el ejemplo si queremos trabajar en esa línea de educación», afirma Hernández.
 
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