La Casa Blanca se pone seria con el problema de drogas que está sufriendo Estados Unidos. La situación se complica cada vez más y, aunque están trabajando, todavía hay mucho que hacer para que no sigan falleciendo miles de personas debido a las adicciones a los opioides.
En solo 1 año, entre 2020 y 2021, las drogas han acabado con las vidas de 100 mil personas en Norte América. Se trata de un asesino silencioso que, para el gobierno, ha pasado desapercibido demasiado tiempo. Ahora quieren cambiar las cosas e intentar actuar mejor para ponerle freno.
El peor dato se encuentra en saber que las muertes debido a sobredosis han crecido casi en un 30% respecto al mismo periodo de tiempo en el año anterior. La heroína, así como otras drogas muy peligrosas, son las principales responsables de estas muertes.
Para intentar cambiar las tornas de la situación, la administración de Joe Biden está aumentando los recursos y la inversión en ofrecer tratamientos a quienes los necesitan, fomentar los programas de prevención que evitan que los jóvenes caigan en las drogas y ayudar en todo lo posible a quienes están en proceso de recuperación. No menos importante, también están intentando limpiar las calles para que la cantidad de sustancias ilegales que circulan sea inferior.
Las drogas sintéticas son las principales responsables de estas muertes. Entre ellas se destaca el nombre del fentanilo como mayor culpable en la actualidad. Este tipo de sustancias circulan demasiado libremente y eso está haciendo que haya cada vez más personas que caen en ellas.
Además, el problema es que no se puede luchar contra estos adictos y vendedores de sustancias tal y como ocurría en el pasado. Antiguamente, décadas atrás, adictos y vendedores eran personas relacionadas con la violencia y con bandas. Hoy día el tipo de público ha cambiado de forma radical y no se pueden aplicar técnicas como las que se usaban antaño en las que la carga policial era frecuente.